lunes, 22 de abril de 2013

COLABORACIÓN EN LA APLICACIÓN DEL PROGRAMA DE ENSEÑANZA PARA LA REFLEXIVIDAD “PIAAR-R1”

Partiendo de la constatación de que la reflexividad ayuda a los niños a adaptarse al mundo que les rodea mucho mejor  que la impulsividad y, desde la perspectiva de ayuda a los educadores, participo junto con la pedagoga del centro en el programa “Método PIAAR-R 1” cuya edad óptima de aplicación es entre los 7 y los 11 años, en sesiones semanales para aquellos alumnos (8 de tercer ciclo de primaria) a los que previamente se les ha detectado la necesidad de trabajar la capacidad reflexiva frente a la impulsiva, teniendo en cuenta su vinculación con el rendimiento académico y repercutiendo además de forma notoria en la personalidad, desarrollo intelectual y conducta de estos niños.
 

Justificación

Los maestros se encuentran a menudo con alumnos de bajo rendimiento en exámenes y tareas cotidianas debido a su impulsividad. A veces los niños no contestan, o lo hacen de forma inadecuada, a cuestiones que son capaces de resolver por su nivel intelectual y de conocimientos, porque no son capaces de pararse a pensar “Qué es lo que tengo que hacer?”. Otras veces se deja sin contestar la segunda parte de una pregunta simplemente porque no se dan cuenta de que estaba allí.
Muchas veces los profesores se limitan a decirles que se fijen más, que sean más atentos y cuidadosos, que reflexionen más y que no sean tan alocados e impulsivos. Sin embargo, la experiencia se repite una y otra vez y los niños vuelven a cometer los mismos errores u otros similares.

Este programa de enseñanza de reflexividad, de fácil aplicación en el aula, se puede enseñar a los alumnos igual que cualquier asignatura curricular. Con ello se consigue (se ha utilizado también en el gabinete en cursos anteriores) que los alumnos mejoren su rendimiento académico y sus calificaciones. No es que, con ello, se hagan más inteligentes, sino que sacan más partido a sus conocimientos y destrezas. Además, la mejora en reflexividad llevará consigo una mejora en aspectos de su personalidad y su conducta, tales como agresividad, autocontrol, etc.
Se trata de enseñar a los alumnos a tomar conciencia de los procesos cognitivos que se utilizan en el aprendizaje para aprender a controlarlos, reconducirlos y optimizarlos situándonos en el campo de aprender a aprender y de la metacognición.

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